Los organismos de cuarentena son aquellos agentes nocivos o causantes de daño sobre la fauna y/o la vegetación, que no existen previamente en un lugar determinado y pueden ser introducidos en él a través de diferentes medios. Estos organismos pueden pertenecer a muy diferentes taxones, por ejemplo insectos, hongos, bacterias, plantas o animales. En la actualidad, aparte de los medios naturales de dispersión, predomina el riesgo de introducción debido a la actividad antrópica como medio de expansión de estos organismos, especialmente evidente a grandes distancias, siendo cada vez más difícil controlar su propagación.
Estos organismos presentan características singulares una vez que colonizan nuevos hábitats, ya que suelen carecer de depredadores, parasitoides u otros organismos que actúen como controladores, de modo que pueden llegar a extenderse muy rápidamente y causar graves daños a nivel ecológico y económico en los lugares de recepción. Sin embargo, la dinámica de poblaciones de los organismos de nueva introducción hace que exista una oportunidad de erradicarlos si son detectados a tiempo y se adoptan las medidas oportunas.
La lucha contra los organismos de cuarentena se enfoca normalmente desde tres frentes distintos: la prospección temprana, que supone establecer inspecciones en todos los escenarios posibles (campo, viveros, puntos de inspección fronteriza, industrias, etc.) para detectar interceptaciones o primeras entradas del patógeno; la erradicación, que supone llevar a cabo de manera urgente todas las medidas posibles para intentar eliminar el organismo antes de que se establezca en el territorio; y el control, que busca frenar su avance una vez que se ha establecido y se considera inviable la erradicación, algo que puede ocurrir de forma bastante habitual, pasando en este caso de aplicar una estrategia de erradicación a una estrategia de contención.
Los países de la Unión Europea están obligados a prevenir la entrada y expansión de estos organismos de cuarentena, y para ello existe una detallada normativa a nivel europeo, nacional y regional que determina las medidas que deben adoptarse en cada caso. Existen también organismos como la EPPO (Organización Europea para la Protección de Vegetal) cuya función es ayudar a los países miembros a identificar estos organismos, evaluar el riesgo potencial que presentan y hacer propuestas en lo referente a las medidas fitosanitarias que deben acometerse.
En las últimas dos décadas la normativa europea por excelencia contra la introducción y propagación en la Comunidad Europea de organismos nocivos para los vegetales o productos vegetales ha sido la Directiva 2000/29/CE, traspuesta a nuestra norma mediante el Real Decreto 58/2005, si bien esta Directiva está Derogada actualmente casi en su totalidad por el Reglamento (UE) 2016/2031 del Parlamento Europeo y del Consejo, relativo a las medidas de protección contra las plagas de los vegetales, por el que se modifican los Reglamentos (UE) 228/2013, (UE) 652/2014 y (UE) 1143/2014 y se derogan las Directivas 69/464/CEE, 74/647/CEE, 93/85/CEE, 98/57/CE, 2000/29/CE, 2006/91/CE y 2007/33/CE.
Con la entrada en vigor del nuevo Reglamento (UE) 2016/2031 se introducen importantes cambios en la legislación fitosanitaria, incrementándose tanto el nivel de protección contra las plagas como las obligaciones en cuanto a trazabilidad de los vegetales y los productos vegetales, aprobándose un nuevo modelo de Pasaporte Fitosanitario y estableciéndose novedades en la obligación de inscripción en el Registro de Operadores de vegetales y productos vegetales. Con la aprobación del Reglamento (UE) 2019/1702 de la Comisión se completa el Reglamento (UE) 2016/2031 del Parlamento Europeo y del Consejo, estableciendo una lista de plagas prioritarias de obligada prospección y seguimiento.
Actualmente se están realizando tareas de prospección de numerosos organismos de cuarentena en Castilla y León (entre otros, los incluidos en la lista de plagas prioritarias), realizando así mismo el seguimiento y control en aquellos casos puntuales en los que se han detectado focos. En nuestro país destacan especialmente tres de ellos sobre los demás por su incidencia en el ámbito forestal: el nematodo de la madera del pino (Bursapelenchus xylophilus), el chancro resinoso del pino (Fusarium circinatum), y la bacteria Xylella fastidiosa, existiendo en la actualidad Zonas Demarcadas en nuestro país por estos tres organismos.