Durante casi una década (1989-1999) únicamente una pareja de las que habían perdido a uno de sus miembros se constituyó de nuevo fue de nuevo en la ZEPA de los Sabinares del Arlanza. Las posibles causas de esta situación son múltiples: la escasa producción de pollos, la elevada mortandad de los mismos durante sus primeros meses de vida y la posibilidad de que, en esta dispersión, los inmaduros encuentren territorios con mayor calidad de hábitat y mayor abundancia de presas donde instalarse. FALTA DE SENSIBILIDAD DE LA POBLACIÓN EN GENERAL Y DE LOS COLECTIVOS QUE DESARROLLAN SU ACCIÓN EN EL MEDIO Existe una clara falta de sensibilización social respecto al águila perdicera, debida, probablemente, a un gran desconocimiento de la especie y de los valores naturales asociados a su presencia (calidad ambiental, biodiversidad...). Además, hay una serie de colectivos que ocasionalmente entran en conflicto directo con esta especie: Cazadores que pueden sentir al águila perdicera como un depredador activo que entra en competencia con sus usos del territorio. Empresas de turismo verde y sus usuarios que, por desconocimiento, pueden influir negativamente en la vida de estas aves durante periodos críticos de su existencia como la cría. Promotores de instalaciones energéticas como parques eólicos y líneas eléctricas que no adoptan medidas para minimizar los impactos de sus instalaciones e infraestructuras. |