Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (
FAO
), el desperdicio de alimentos se refiere a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios y consumidores (SOFA, 2019).
Una menor pérdida y desperdicio de alimentos conduciría a un uso más eficiente de la tierra y una mejor gestión de los recursos hídricos, lo que tendría un efecto positivo en los medios de vida y en la lucha contra el cambio climático.
EL DESPERDICIO ALIMENTARIO SEGÚN LA ONU
El 25 de septiembre de 2015, la Asamblea General de las Nacionales Unidas adoptó la
Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible
, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
Uno de los objetivos de la Agenda 2030 es reducir a la mitad los residuos alimentarios per cápita a escala mundial, para el año 2030, en los ámbitos de la venta minorista y del consumo y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas después de la recolección.
Por otro lado, en marzo de 2021, la ONU hizo público el Informe del índice de desperdicio de alimentos 2021 (
Food Waste Index Report UN 2021 (10.959 kbytes)
), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, United Nations Environment Programme – UNEP) y la organización asociada de Reino Unido WRAP. En él se recopilan y analizan los últimos datos disponibles sobre el desperdicio de alimentos en el mundo, y en sus distintas regiones y países. Este análisis supone la primera estimación del índice de desperdicio de alimentos establecido por la FAO, facilitando además una metodología para unificar las cuantificaciones en los distintos países.
El informe estima que en 2019 se generaron alrededor de unos 931 millones de toneladas de desperdicio de alimentos vendidos a hogares, minoristas, restaurantes y otros servicios alimentarios, lo que representa el 17% del total de la producción mundial de alimentos disponibles para consumo (11% en los hogares, 5% en servicios de alimentación y 2% en establecimientos minoristas).
A nivel mundial, el informe estima que, en el año 2019, el desperdicio anual en la fase de consumidor es de 121 kilos de alimentos per cápita, correspondiendo 74 kilogramos a los hogares, 32 kilogramos a los servicios de alimentación y 15 kilogramos a los establecimientos minoristas.
Según el informe, la generación de desperdicio de alimentos es igualmente relevante en todos los países, ya sean ricos o en desarrollo.
El informe hace un llamamiento a las empresas, gobiernos y ciudadanos de todo el mundo para reducir el desperdicio de alimentos, fortalecer la seguridad alimentaria y abordar las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que entre el 8 y 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen.
EL DESPERDICIO ALIMENTARIO EN LA NORMATIVA DE RESIDUOS
La
Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular
contempla medidas para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS) relativos al desperdicio alimentario. En concreto, el artículo 19 de la citada ley establece lo siguiente que las empresas de producción primaria, las industrias alimentarias y las empresas de distribución y de restauración colectiva deberán priorizar por este orden:
- la donación de alimentos y otros tipos de redistribución para consumo humano, o la transformación de los productos que no se han vendido pero que siguen siendo aptos para el consumo
- la alimentación animal y la fabricación de piensos
- su uso como subproductos en otra industria
- en última instancia, ya como residuos, al reciclado y, en particular, a la obtención de compost y digerido de máxima calidad para su uso en los suelos con el objetivo de producir un beneficio a los mismos y, cuando no sea posible lo anterior, a la obtención de combustible (para más información consulte el apartado
biorresiduos
)
En lo que respecta a la reducción del residuo alimentario en las empresas de distribución alimentaria y de restauración, las entidades locales podrán establecer en las correspondientes ordenanzas sobre la financiación de los servicios de recogida de residuos, bonificaciones en las tasas o, en su caso, en las prestaciones patrimoniales de carácter público no tributario que graven la prestación de dichos servicios de recogida, en los términos previstos en la disposición final primera de la Ley 7/2022, de 8 de abril.
El apartado 3 del citado artículo también determina las entidades que tendrán la consideración, a efectos fiscales, de consumidores finales respecto a los donantes de alimentos pero mantendrán las obligaciones como operadores alimentarios respecto a sus beneficios.
Por otra parte, el artículo 18 de Ley 7/2022, de 8 de abril, establece que las autoridades competentes adoptarán medidas de prevención en la generación de residuos de alimentos cuyos fines serán, al menos, los siguientes:
- reducir la generación de residuos alimentarios en la producción primaria, en la transformación y la fabricación, en la venta minorista y otros tipos de distribución de alimentos, en restaurantes y servicios de comidas, así como en los hogares, de forma que se logre una reducción del 50% de los residuos alimentarios per cápita en el plano de la venta minorista y de los consumidores y una reducción del 20% de las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro para 2030, respecto a 2020, como contribución a los ODS.
- fomentar la donación de alimentos y otros tipos de redistribución para consumo humano, priorizándolo frente a la alimentación animal y a la transformación en productos no alimenticios.
EL DESPERDICIO ALIMENTARIO EN LOS INSTRUMENTOS DE PLANIFICACIÓN
A nivel nacional, el
Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR) 2016-2020
, no establece ninguna actuación específica para reducir el desperdicio alimentario, aunque sí que cuenta con medidas para incrementar el reciclado de los biorresiduos.
Sin embargo, a nivel nacional sí que se cuenta con una estrategia para limitar las pérdidas y el desperdicio de alimentos y su impacto sobre el medio ambiente. Así, en el año 2013 el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación presentó una iniciativa denominada “Más alimento, menos desperdicio. Programa para la reducción de las pérdidas y el desperdicio alimentario y la valorización de los alimentos desechados”.
Toda la información sobre esta estrategia se encuentra disponible en la página web
menosdesperdicio
. En concreto, en esta web se incluye:
- Descripción detallada de la estrategia y campañas llevadas a cabo.
- Cifras y panel de cuantificación del desperdicio alimentario en los hogares españoles.
- Acciones o medidas que pueden implementar los distintos agentes implicados en el desperdicio alimentario (productores, distribuidores, restauradores, educadores, consumidores).
- Documentos, audiovisuales, enlaces de interés y cualquier trabajo que tenga relación con el desperdicio de alimentos.
- Noticias y eventos relacionados.
- Espacio para la participación.
Entre los documentos disponibles en la página web
menosdesperdicio
, destacamos los siguientes:
- Catálogo de iniciativas nacionales e internacionales sobre el desperdicio alimentario. Madrid 2020.
- Informe del desperdicio alimentario en la industria y la distribución en España. Octubre 2020.
- Más alimento, menos desperdicio. Memoria anual 2020.
- El desperdicio alimentario generado en los hogares españoles. 2019.
A nivel autonómico, el
Plan Integral de Residuos de Castilla y León
(PIRCYL), adaptado a la normativa vigente en materia medioambiental en marzo de 2022 (
Adaptación del PIRCyL 24.02.2022 (2.266 kbytes)
), contempla un programa de prevención en el que se identifica como flujo prioritario de actuación a los residuos de alimentos. En este sentido, el programa de prevención establece como objetivo cualitativo “eliminar o minimizar el despilfarro de alimentos”.
Para alcanzar este objetivo cualitativo, el PIRCYL recoge las medidas que se detallan a continuación:
En la “Línea de actuación P03-Fomento para la implantación de sistemas de gestión medioambiental, análisis de ciclo de vida (ACV), ecodiseño o ecoeficiencia en los procesos de fabricación”, la medida P03.13 que consiste en:
“Reducir la producción de residuos alimentarios en la producción primaria, en la transformación y la fabricación, en la venta minorista y otros tipos de distribución de alimentos, en restaurantes y servicios alimentarios, así como en los hogares, para reducir los residuos alimentarios per cápita y las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro para 2030.”
En la “Línea de Actuación P05- Educación ambiental, sensibilización y difusión de la información en materia de prevención de residuos”, la medida P05.16 que consiste en:
Campañas de sensibilización y fomento orientadas al parovechamiento de alimentos excedentarios:
- Participación activa en la campaña dirigida por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico “Más alimento y menos desperdicio”.
- Extender el conocimiento, mediante campañas específicas, de la existencia del Banco de Alimentos de Castilla y León y fomentar la donación de alimentos.
- Desarrollar campañas de sensibilización orientadas al que los ciudadanos optimicen sus compras y se sensibilicen con los problemas del despilfarro de alimentos.
- Realización de campañas para el fomento de la donación de alimentos, especialmente en sectores de la hostería y restauración”
En la “Línea de actuación P06- – Fomento de la reutilización y la reparación de productos desechados”, la medida P06.09 que consiste en:
“Fomentar la donación de alimentos y otros medios de redistribución para el consumo humano, dando prioridad a éste frente a la alimentación animal y la transformación en productos no alimenticios.”
Stop al desperdicio alimentario