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Definición y características

Definición

Según el  Real Decreto 106/2008, de 1 de febrero, sobre pilas y acumuladores y la gestión ambiental de sus residuos   las pilas, acumuladores y baterías  se definen del siguiente modo:

  • Pila: fuente de energía eléctrica obtenida por transformación directa de energía química y constituida por uno o varios elementos primarios (no recargables).
  • Acumulador: fuente de energía eléctrica generada por transformación directa de energía química y constituida por uno o varios elementos secundarios (recargables).
  • Batería: conjunto de pilas o acumuladores conectados entre sí, formando una unidad integrada y cerrada dentro de una carcasa exterior no destinada a ser desmontada ni abierta por el usuario final. Ejemplos de baterías son las baterías de automoción y las baterías industriales.

Teniendo en cuenta estas definiciones, hay que distinguir entre pila, constituida por uno o varios elementos primarios (éstos no pueden ser regenerados y por tanto no son recargables) y acumulador, constituido por uno o varios elementos secundarios (éstos pueden ser regenerados y por tanto son recargables). Es decir, una vez agotado el acumulador podemos regenerar los elementos activos, por tanto, su vida puede contemplar varios ciclos de carga y descarga, cosa que no ocurre con la pila.

A algunos acumuladores se les denomina comúnmente baterías como las de los teléfonos móviles, pero esta denominación no se ajusta a la definición de batería establecida en la normativa europea y española que rige estos residuos, mientras que las baterías de automoción e industriales sí se encuentran incluidas en dicha definición.

Características

Las pilas y las baterías eléctricas son una fuente de energía bastante usada en la actualidad como forma de obtener corriente eléctrica de una fuente no fija. La energía eléctrica que almacena es consecuencia de la acción química de la pila eléctrica.

Las pilas y acumuladores plantean varios problemas medioambientales, sobre todo debido a los metales que contienen. El mercurio, el plomo y el cadmio son las sustancias más problemáticas. Otros metales utilizados habitualmente en las pilas y acumuladores, como el litio, níquel, zinc, el cobre y el manganeso, también pueden constituir un peligro para el medio ambiente.

De hecho, las pilas y acumuladores usados que contienen plomo, mercurio, cadmio, litio o níquel son residuos peligrosos.

Para más información sobre las características de las pilas y acumuladores, consulte la página web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ( Información sobre pilas y acumuladores del MITERD ).

¿Por qué es necesario reciclar las pilas y acumuladores?

Las pilas y acumuladores contienen distintos metales pesados (mercurio, cadmio, plomo, etc) en diferentes concentraciones, que son potencialmente peligrosos para la salud y el medio ambiente (la mayoría de los metales pesados son bioacumulativos y pasan de un organismo a otro a través de la cadena alimentaria). Si las pilas se depositan en el medio de forma incontrolada, el agua de lluvia puede arrastrar los metales hacia el agua subterránea, los ríos y el mar y los seres vivos se pueden ver afectados.

Por otro lado, el reciclaje de las pilas y acumuladores contribuye a ahorrar recursos y a aumentar la seguridad del suministro, ya que permite recuperar metales valiosos (níquel, cobalto, plata etc), metales férricos, metales no férricos y plásticos. En aplicación de los principios de la economía circular, estos materiales recuperados se pueden utilizar para la fabricación nuevos productos, en sustitución de materias primas. Esto contribuye, además de mejorar la eficiencia de los recursos, a la reducción de los residuos que se depositan en los vertederos.